Fallece el hombre más alto de la NBA: Tributo a Manute Bol

Fallece el hombre más alto de la NBA: Tributo a Manute Bol
Manute Bol (1962-2010) falleció ayer día 19 de junio del 2010 en el centro médico de la Universidad de Virginia en Charlottesville. Tenía 47 años. Bol se convirtió en una sensación de baloncesto en la década de 1980 con los Washington Bullets y otros equipos profesionales por ser un gigante taponador y que dedicó su vida tras la retirada para mejorar la suerte de sus compañeros nativos de Sudán.

Su primo George Bol Bol, informo que tenía hemorragias internas y otras complicaciones del síndrome de Stevens-Johnson, una rara enfermedad de la piel que contrajo de una medicación que recibió en África.



Bol, uno de los dos jugadores más altos en la historia de la NBA, fue también uno de los más exóticos y entrañables. Su insólito viaje al estrellato de baloncesto comenzó en el sur de Sudán, donde era un pastor miembro de la tribu Dinka y nunca tocó una pelota de baloncesto hasta el final de su adolescencia. Después de llamar la atención de un entrenador norteamericano que trabajaba en Sudán, empezó su camino a Estados Unidos sin saber una palabra de inglés.

En 1985 los Bullets le seleccionaron en la segunda ronda, ese día un joven de cuerpo finito y cara de niño era asediado por decenas de periodistas que, de puntillas y con el brazo estirado, le interrogaban con la inquietud del que presencia algo insólito. A sus 23 años acababa de aterrizar en la mejor Liga de baloncesto del mundo, la NBA. Observado como un extraterrestre, le preguntaron por el vértigo que suponía la nueva experiencia, por el desarraigo de un joven de Sudán que iniciaba su aventura estadounidense, por el miedo ante el reto sobrevenido. Él respondió con timidez y naturalidad: "No me asusta nada. Recuerdo que cuando era más joven tuve que cazar un león con una lanza".
Media 231cm descalzo - generalmente redondeado a 234cm- y pesaba apenas 90kg. Bol tenía un conocimiento limitado de baloncesto, pero con una envergadura de 8 pies y 6 pulgadas, demostró tener una gran habilidad en un aspecto del juego: el tapón.


Los Bullets pusieron a Bol, en un régimen de levantamiento de pesas y pizza, y gano 8kg antes de hacer su debut el octubre de 1985. En su temporada de novato, a pesar de jugar 25 minutos por partido, lideró la liga con 397 tapones, siendo la segunda cifra más alta en los anales de la NBA.

Don Nelson, que más tarde lo dirigió con los Golden State Warriors, dijo simplemente: "Él es el taponador más increíble que he visto nunca". Además, siempre estuvo apoyado por emblemas de la franquicia como Jeff Ruland, Frank Johnson o Jeff Malone.

Su altura excepcional y su forma de taponar tiros hizo a Bol un fenómeno instantáneo, pero los fanáticos y los jugadores conectaron enseguida con él debido a su personalidad alegre. La asistencia se disparó en las ciudades de la NBA cuando los Bullets (renombrados a Washington Wizards en 1997) llegaban a la ciudad.

"Está muy orgulloso de sí mismo", dijo el entonces general manager Bob Ferry en 1987. "Está completamente a gusto consigo mismo, que es difícil de creer si tenemos en cuenta... Bueno, que mide 234cm".

Bol siempre llamaba “amigo” a todo deportista y aficionado porque según él:

"Cuando juego, trato de hacer amigos, en mi equipo y en el otro," "Si quiero buscar una pelea, voy a Libia y me uno a los marines."

En 1987, cuando los Bullets firmaron Muggsy Bogues de 161cm, tenían al jugador más alto y más bajo en la historia de la NBA, al mismo tiempo. En 1988/89 volvió a liderar la liga en tiros taponados y fue traspasado a Golden State.

Posteriormente jugó con los 76ers y los Miami Heat, antes de regresar a Washington brevemente en 1994 como entrenador del nuevo hombre grande de los Bullets, Gheorghe Muresan. Muresan (el segundo de los dos hombres más altos de la nba) también fue numerado en 234cm.

El sueño americano duró 10 años. En 1995, los Milwaukee Bucks despidieron a Bol sin que llegase a debutar. Su artritis crónica en las rodillas se convirtió en un obstáculo insalvable que le impedía mantener la exigencia física de la competición. El mismo cuerpo que le había encumbrado se revelaba con constantes achaques. Ahí acabó la carrera del africano en la NBA. Para las enciclopedias quedó el dato de ser el octavo taponador de la historia de la Liga con 2.082 tapones.

Se apagó como deportista en modestos equipos de Uganda y Qatar y regresó a Estados Unidos años más tarde buscando su paraíso de juventud. Pero ya nada fue igual. Su maltrecha salud y sus problemas familiares le sumieron en la quiebra y la desdicha. Un grave accidente de tráfico en 2004 acabó por lastrarle físicamente de por vida.

La NBA pierde su techo. Un hombre grande con cara de niño.





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